Fuga de capitales argentinos hacia Uruguay registra en junio su mayor alza en seis años
Los ciudadanos estarían sacando sus ahorros del sistema financiero local ante las crecientes posibilidades de un default debido a la falta de acuerdo con los tenedores de bonos.
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A pocas horas de que se acabe el plazo para que Argentina llegue a un acuerdo con los inversionistas para evitar un default técnico, los ciudadanos ya están tomando medidas para proteger su dinero frente a una posible cesación de pagos.
Según cifras del banco central de Uruguay citadas por el periódico transandino Ámbito, los depósitos de los ciudadanos argentinos en instituciones uruguayas durante junio registraron su mayor crecimiento en los últimos seis años.
Los balances contables que presentaron en los últimos días las entidades uruguayas públicas y privadas ante el organismo emisor mostraron que los depósitos de no residentes, de los cuales se estima que 75% pertenece a ciudadanos argentinos, aumentaron US$ 152 millones el mes pasado. El monto corresponde a cinco veces el promedio de alza mensual visto entre enero y mayo.
El stock total de depósitos de no residentes llegó a US$ 4.400 millones, el nivel más alto desde 2002.
El medio argentino explicó que esta situación no se producía desde 2008, cuando la lucha entre el gobierno y los agricultores se sumó al colapso de Lehman Brothers para provocar una brusca salida de capitales del sistema financiero argentino.
Los expertos apuntan al rechazo por parte de la Corte Suprema de Estados Unidos a la presentación de Argentina en su enfrentamiento con los holdouts (tenedores de bonos que no concurrieron a los canjes anteriores) a mediados de junio como la causa detrás de esta huida de los ahorros. Además, creen que lo ocurrido el mes pasado es un adelanto de lo que se estaría produciendo en julio.
Una consultora uruguaya comentó que “la raíz de por qué crecen estos depósitos está asociada, a nivel general, al contexto macro de incertidumbre que se percibe en Argentina, puntualmente a las prohibiciones que se les ha puesto a los argentinos no sólo para atesorar dólares, sino para hacerse de ellos”, lo que genera sobrerreacción y los apresura a guardarlos fuera del país.
Se agota el tiempo
Desde el 30 de junio, día en que comenzó el período de gracia antes de que la nación caiga en default, los funcionarios del gobierno se han reunido en cuatro oportunidades con el mediador Daniel Pollack, pero aún no han llegado a un acuerdo para solucionar el pago de la deuda.
El jefe de gabinete Jorge Capitanich informó ayer que una delegación encabezada por el secretario de Finanzas Pablo López viajaría a Nueva York para negociar nuevamente hoy con Pollack y aseguró que buscarán restablecer una medida cautelar.
Bajo circunstancias normales, los pagos de deuda deben llegar a la cuenta del administrador a más tardar a la 1:00 pm hora local un día antes de que se deba depositar el dinero en las cuentas de los acreedores, de acuerdo a Reuters. De esta manera, Argentina debe alcanzar un acuerdo a la 1:00 pm de hoy para que los tenedores de bonos reciban su pago a tiempo.
“Las probabilidades de que se logre un pacto el 30 de julio son extremadamente bajas”, escribió en una nota citada por Bloomberg Casey Reckman, economista de Credit Suisse.
Alcance global mínimo
Los expertos coinciden en que un segundo default en trece años tendría un impacto limitado sobre los mercados globales, ya que la nación ha estado aislada del sistema internacional desde 2001. Según la Economist Intelligence Unit, la deuda vigente bajo ley extranjera llega a sólo US$ 29 mil millones, muy lejos de los US$ 81 mil millones que incumplió en dicho año.
La economía doméstica, que se encuentra en recesión y que está batallando contra la alta inflación, sí acusaría las consecuencias de una cesación de pagos.
Las empresas locales enfrentarían costos de financiamiento más altos. “Probablemente veríamos mayores rendimientos, lo que es malo para la inversión”, aseveró David Rees, analista de Capital Economics.
Un default también provocaría una mayor salida de capitales que, junto con el mayor apetito de los argentinos por el dólar, presionaría más a la moneda, que este año se ha depreciado 20%. El tipo de cambio informal llegó ayer a 13 pesos el dólar, su mínimo desde enero.
La debilidad del peso afectaría las reservas foráneas, que se encuentran en su mínimo en ocho años. Stuart Culverhouse, jefe de investigación de Exotix, proyecta que si el problema se extiende, los fondos podrían caer a US$ 10 mil millones en 2015.
Todos estos elementos llevarían a una profundización de la recesión y de la inflación, de acuerdo con Siobhan Morden, jefa de estrategia de América Latina de Jefferies.
El default también significaría un retroceso en el retorno a los mercados, luego de que hace unos meses se llegara a un acuerdo con Repsol para compensar a la firma española tras la expropiación de YPF. El país también firmó un pacto con el Club de París de naciones acreedoras.
impacto sobre economía local
Financiamiento: si el país cae en default, es probable que las firmas enfrenten mayores costos de financiamiento, lo que perjudicaría la inversión.
Tipo de cambio: el peso argentino podría seguir depreciándose a medida que se produce una mayor fuga de capitales y los argentinos se refugian en el dólar.
Reservas: la debilidad de la divisa impactaría a las reservas del banco central, que ya se encuentran en su nivel más bajo en ocho años. Stuart Culverhouse, jefe de investigación de Exotix, estima que los fondos podrían retroceder desde los actuales US$ 29 mil millones a US$ 10 mil millones en 2015.
Estanflación: estos factores provocarían una profundización de la recesión y una mayor inflación, según Siobhan Morden, jefa de estrategia de América Latina de Jefferies.